viernes, 24 de noviembre de 2006

LA AMATISTA

JOSÉ MONTSERRAT TORRENTS

LA AMATISTA
novela por entregas
aparecerá en este blog un capítulo cada semana
Inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual de Barcelona, 2005.
CUARTA ENTREGA



GHIMEL
3
De Torres del Río a Logroño

Torres del Río era etapa de paso para los caminantes individuales del Sodalicio, pues la casa de acogida era harto pequeña. A las siete de la mañana, los viandantes estaban ya calzados y con los morrales a la espalda. Sorbieron un hirviente recuelo azucarado, besaron a los niños, abrazaron al compañero y a la compañera y se pusieron en camino, con ánimo de llegar a Logroño antes del mediodía.
La ruta santiaguesa entre Torres y Viana requiebra la vieja carretera, que serpentea para salvar los barrancos que se escurren, cuando llevan agua, de las estribaciones de la Sierra de Codés. Pasado el cementerio, rodeado de almendros y de basura, la vereda marcada se entra por los viñedos de la región vinícola de la Rioja Alavesa, aunque se sigue pisando tierra del Reino de Navarra. Después del arroyo Balsero, el camino topa con la carretera (ya no muy transitada, pues el nuevo vial transcurre más al sur) y la sigue unos cuatrocientos metros, hasta el kilómetro 71, de donde arranca un sendero que sube hasta la ermita de Nuestra Señora del Poyo, o sea, del Puy, es decir, del Puèg occitano. En el patio adyacente de la iglesia se ha acondicionado un pequeño jardín de recreo, con acacias que quizás lleguen a crecer.
Poco después de la ermita, el sendero señalizado se desvía a la derecha e inicia un sinuoso descenso hasta el arroyo Longar, atravesando la carretera de Bargota junto a un campo de fútbol. Después de una hora entre viñedos y pinares (pino albar o carrascal, pues el terreno tiende al secano) sin más guía que las señales rojiblancas de las Grandes Rutas, la senda baja por el barranco de Mataburros, atraviesa el arroyo de Cornava, que fue asentamiento romano, y vuelve a cortar la carretera, por la que retrocede un poco para adentrarse por un atajo que pronto la devolverá al asfalto, del que no escapará en los tres kilómetros que faltan hasta Viana.
Mientras caminaban a través del austero paisaje de viñas y pinares, el Caminante mayor impartió a su Compañero la tercera Lectio de la Iniciación a la Vía Láctea, esto es, al Camino Superior de Santiago.
"Te adentras en un mundo de símbolos y de apariencias. No se te pase por las mientes inquirir qué clase de realidades están representadas por estos símbolos, ni cuáles son los hechos que se enfrentan a aquellas apariencias. Los símbolos, cuando son vigorosos y se hallan bien arraigados, medran por sí mismos sin necesidad de contraparte real. No ocurre como con la escalera del filósofo, no: si a nuestro pintor de techos le quitan la escalera no se cae: queda colgando de la brocha. Así de robusta y compacta es la red simbólica en la que nos vamos entretejiendo.
-¿Conoceré ya estos símbolos o tendré que esperar hasta los páramos castellanos?-
-No hemos elegido nuestros símbolos; son ellos los que nos han elegido a nosotros. Somos europeos occidentales de fuerte impronta mediterránea. El hombre occidental vive completamente rodeado de los símbolos de la religión cristiana, aunque ya no los comprende. Sin embargo, es afectado por ellos. Cuando entra en una iglesia románica, cuando contempla un fresco renacentista, cuando le deslumbra una vidriera, cuando escucha un oratorio barroco, cuando lee las graves estrofas de Dante o de Milton, el híbrido retoño de las generaciones cristianas siente en lo más recóndito de su conciencia la indefinible llamada de la sublimidad, pero no puede darle acogida: su ignorancia se lo impide. No ha leído los textos sagrados. Desconoce los magnos episodios de las historias de salvación del judaísmo y del cristianismo. El martirologio se le aparece como un mero calendario de regalos. Su período anual desatiende los ciclos litúrgicos. ¿Cómo puede ser conmovido por los frescos de la Capilla Sixtina si desconoce la narración del Génesis y si no sabe distinguir los profetas mayores de los profetas menores? ¿Cómo puede adentrarse en la música descriptiva de la Pasión según San Mateo de Bach si nunca ha leído las trágicas páginas que describen la pasión del Salvador? ¿Cómo puede entender las sutiles llamadas del Paraíso Perdido de Milton si nada sabe de la tremenda lucha primordial de los ángeles buenos y los ángeles malos? El goce estético del hombre moderno ante la miríada de obras de arte legadas por el judaísmo y el cristianismo es superficial e inconsistente. Esta mirada vacía supone para él una gran pérdida. Deja de saber de sus raíces. Pero éstas, no por ignoradas dejan de ser raíces. Cuando tras la vacuidad de lo cotidiano busca el arrimo de lo permanente, son los signos del cristianismo los que se le aparecen en primer lugar como pretendidos portadores de respuesta. Y no los entiende.
- Pero hay otros símbolos, además de los cristianos...
-Cierto que un esfuerzo consciente permite al hombre occidental trascender el cerco de la tradición cristiana para aproximarse al universo simbólico de otras civilizaciones. Pero lo que está ahí, embebido en las piedras, en las telas y en los sonidos, es el compacto mundo espiritual del cristianismo, y aun aquél que lo rechaza como creencia no puede zafarse a su esplendorosa presencia como símbolo.
- Siempre el Mediterráneo...
- La creencia fundamental de las grandes religiones mediterráneas es la de una divinidad creadora. Es la reflexión sobre el mundo la causa generadora del principal dogma religioso. Una vez acogida esta creencia, el hombre ha buscado su lugar en un espacio que está dominado por el creador y por su criatura material. La tragedia del hombre es que no tiene lugar propio en esta historia cósmica. Dios y el mundo lo aplastan al entrechocar. Esta equívoca pugna entre Dios, el mundo y el hombre ha dado lugar a la complejidad de la dogmática cristiana, ésta que está ahí, en nuestras costumbres, en nuestras leyes y en nuestras obras de arte. Comprender la arquitectura simbólica de la creación es absolutamente indispensable para comprender el mundo en que vivimos como resultado histórico de una avasalladora fuerza espiritual.
- He sido educado en la idea de la creación y la comprendo. ¿Y luego qué?
-Los maestros del Sodalicio han depositado la simbología judía y cristiana en el ámbito de lo imaginario, para lo cual han procedido a robustecer y ensanchar la potencia de la imaginación de acuerdo con las pautas de una tradición olvidada Así pues, sobre este Camino aprenderás, de una parte, a aislar el pensamiento, y de otra parte a desligarte de tus propias percepciones. Pero no confundas esta disciplina con ejercitaciones como el Yoga, ni tan sólo en la presentación más clásica de los Sutras de Patánjali. La finalidad de nuestro ejercitar no consiste en eliminar los procesos de la mente, sino en hacer que en ellos domine la imaginación. Vivirás, pues, en un mundo imaginario, el halam al-mithal del que habla el gran maestro sufí Soravardi en el Libro de la Sabiduría Oriental. Es un espacio intermedio entre la inteligencia y la sensibilidad; es la tierra feraz de los poetas y de los artistas, frecuentada también por las religiones y aun, en visitas nocturnas y subrepticias, por la misma ciencia. Nada será según pienses o según veas, todo se configurará de acuerdo con las enseñas imaginarias que una larguísima tradición ha ido depositando a lo largo del Camino."
-En mis años mozos llamábamos a esto un trip, y a veces nos quedábamos colgados.
-Ni viajes ni colgaduras. El discurrir cotidiano, con toda su variedad, no se ve afectado por el robustecimiento del mundus imaginalis . El Camino de Santiago es un milagro de corporeidad, un estallido de sensaciones, un río de humanidad. De todo ello gozaremos, instruidos por la experiencia de los que han caminado delante de nosotros y han dejado sobre las cosas mejores la señal inconfundible del Est Est Est. No vas a precisar guía de visitantes. En cada ciudad, en cada etapa, en cada descanso, los compañeros del Sodalicio habrán preparado para tí el cobijo más acogedor, la compañía más grata, los platos más sabrosos, los vinos más entrantes. Por otra parte, nada te impedirá seguir el curso de tus reflexiones de estudioso de la naturaleza y del hombre. La potencia iniciática de nuestro Camino no se dispersa en esfuerzos baldíos por reprimir el pensamiento o por eliminar las sensaciones. Su empuje poderoso se encamina a descabalgar del pensamiento y de la sensación el mundo imaginario, que pasa a desenvolverse en su propio ámbito, cada vez más aislado. Cuando voluntariamente, guiado por los maestros, o simplemente, conducido por el gran maestro que es el propio Camino, te adentres en las inmensidades de tu mundus imaginalis , vivirás en él como en un universo realísimo. Entonces, los símbolos serán para tí como piedras, como pájaros, como vientos, como relámpagos, como objetos palpables, visibles y combinables. Te atraerán, te repelerán, te harán gozar, te harán temer, te harán llorar...Serán un mundo sobrepuesto a otro mundo, una vida sobrepuesta a otra vida".
-¿Hasta cuando?
-Hasta Santiago de Compostela. Allí todo cambiará. El mundus imaginalis se desvanecerá de improviso. Pero la inteligencia, al recuperar la primacía, ya no será la misma.

Razonando de esta guisa los caminantes habían llegado a la vista de Viana, que se alzaba impávida sobre su colina rojiza. Decidieron subir a la ciudad, en primer lugar para tomar un desayuno, pero también para contrastar la fiabilidad del aserto de Pérez Galdós cuando afirma que Viana y Madrigal de las Altas Torres son las más vetustas y sepulcrales villas de España.
Por lo pronto, la colación que se concedieron no tenía nada de fantasmagórica. En el mesón en que pararon, uno de los muchos de la villa, les fue servido un oloroso escabeche de atún con ensalada de tomates y acompañamiento de pan de centeno recién horneado. Y, dado que el trecho de camino hasta Logroño era andadero y el calor todavía no agobiaba, empujaron el refrigerio con moderados tientos de cosechero de la Rioja Alavesa, fresco como las calles de Viana, con la que se conciliaron mandando al diablo al autor de los Episodios Nacionales.
Viana es fundación de la Corona de Navarra frente a Castilla, que comienza a media legua de la ciudad. Desde el siglo XV fue principado. La iglesia de Santa María tiene las dimensiones de una catedral, con cinco naves y una girola que es un verdadero paseo circular. El triforio de la nave central es de los más elegantes del arte gótico español. La fachada del siglo XVI llama la atención por la singularidad de su estructura. La villa conserva lienzos de muralla y muchas casas blasonadas. Junto a la muralla se cae en pedazos la impresionante iglesia gótica de San Pedro.
A la salida de Viana el camino va parejo a la carretera durante un kilómetro, entre vinales (en el Cuaderno del Caminante se deslizan de vez en cuando términos del habla mozarábica) y olivares. Luego se desvía hacia la ermita de la Trinidad de Cuevas, con su fontín junto al arroyo Perizuelas, vuelve a la carretera a la altura de un luco de pinos, la cruza, sigue por el bosque y va a salir al puente sobre el arroyo Labrazo, que separa Navarra de La Rioja.
Mientras descansaban en el apacible entorno de la ermita de la Trinidad, acompañados por un perro de pastor que apenas podía con su carlanca, el caminante mayor prosiguió el discurso iniciático de esta etapa.
"Elaboramos nuestro tejido simbólico con trama y urdimbre de dos universos distintos. En el estrato inferior se halla la inagotable riqueza imaginativa de la religión cristiana, sobre todo en su etapa medieval, la mejor representada en el Camino. No despreciamos las contribuciones de las demás religiones del Libro, judaísmo, islam y vedismo, pero sus manifestaciones sensibles nos quedan lejanas; en cambio, las del cristianismo las tenemos ante los ojos y bajo nuestros pies. Nos sumergiremos, pues, en la simbología del cristianismo, sobre todo a través del arte y de la liturgia.
"En el estrato superior enlazamos con las ingeniosas fabulaciones de las escuelas gnósticas que han medrado al reparo de las grandes religiones: los valentinianos (gnósticos cristianos), los cabalistas (gnósticos judíos) y los sufíes (gnósticos musulmanes). Fuera de estas corrientes, aceptamos algunas imágenes de la alquimia. Del hermetismo apenas tomamos nada, porque es poco imaginativo, con la excepción de su tratado más gnóstico, el Poimandres. Rechazamos categóricamente las ficciones y los fraudes de las llamadas ciencias ocultas, y en particular de la más deleznable de todas, la astrología. A diferencia del pensamiento gnóstico, que representa una elaboración refinada de las creencias de las grandes religiones del mundo civilizado, las ciencias ocultas son meras pervivencias de la ignorancia neolítica arraigadas en los islotes de incultura profunda que sobreviven en el entorno ideológico de la ciudad."
-¿Bajo que signo naciste?
- Nací a la sombra de un roble, que según me contaron, extendía sus ramas sobre la casa en qué mi madre me trajo al mundo.
El caminante hubiera deseado saber en qué parte del mundo, pero no se atrevió a preguntarlo. El caminante mayor podía pertenecer a cualquiera de las razas caucásicas, y por lo demás, hablaba las lenguas que hablaba con corrección académica horra de cualquier dejo local o dialectal. La conversación, por el momento, encalló aquí.
Poco después del puente, el camino se aparta de la carretera hacia la izquierda y sigue por una pista de servicios que pasa por la ladera norte del monte Cantabria, yacimiento arqueológico prehistórico y romano. Comienza el suburbio logroñés. La pista va a caer sobre la carretera de Mendavia y, pasado un cementerio, aborda el Puente de Piedra sobre el Ebro.
Cuando ya el sol se colgaba en el cielo más alto, los caminantes alcanzaron el fresco reparo de las calles del barrio antiguo de Logroño.
Logroño es hija de su puente: grognum , lugar de paso en bajo latín. Cuando La Rioja fue ocupada por el Reino de Castilla, en 1076, Alfonso VI construyo el puente sobre el Ebro para facilitar el paso de los peregrinos. Domingo de la Calzada y Juan de Ortega lo robustecieron. Alfonso VI repobló la villa, en parte con sujetos franceses. Logroño pasó a ser ciudad fronteriza y etapa importante en el camino de Santiago, desbancando a Nájera, la antigua capital navarra. De Logroño dice Künig, el peregrino de 1496: "Ésta es la primera ciudad de Hispania; allí conocerás otra moneda: acábanse los cornados y tienes que aprender a conocer los maravedises".
- El Sodalicio -informó el caminante mayor- no dispone de acogida en Logroño. Nos alojaremos en algún hotel del centro de la ciudad.
Cruzado el Puente de Piedra, el camino dobla a oeste sobre la Rúa Vieja. Los caminantes recorrieron todavía la calle Barriocepo, pasando por delante de la iglesia de Santiago. Rebasada la Puerta del Camino, siguieron un trecho la calle del Marqués de Murrieta hasta dar con el hotel del mismo nombre, donde se aposentaron. Antojóseles un almuerzo frugal para propiciar una larga siesta y hallarse en buena disposición para un recorrido vespertino por las tascas de las calles Mayor, Laurel y aledañas.
A la caída de la tarde, frescos y descansados, los caminantes recorrieron con prudente desapego arqueológico los monumentos antiguos de la ciudad: las iglesias de Santiago el Real (gótica del siglo XVI) y de Santa María del Palacio, llamada la Imperial, la de San Bartolomé y la colegiata de Santa María la Redonda, del siglo XV, que comparte el título catedralicio con la sede de Calahorra. Esta iglesia recibe el nombre de una capilla octogonal sobre la que fue edificada. Que una figura octogonal sea vista como redonda no debe extrañar, pues el octógono era contemplado como un intermediario entre el círculo y el cuadrado, y, simbólicamente, como una mediación entre lo celestial y lo terreno. A la oscurecida, cumplidos los deberes culturales, se adentraron por las callejuelas del barrio antiguo a la querencia de las renombradas tapas logroñesas, menoscabando la advertencia del peregrino Aimerico: Omnes igitur pisces et carnes vaccine et suille tocius Yspanie et Gallecie barbaris egritudines prestant ["Todos los pescados y carnes de vaca y cerdo de toda España y Galicia hacen enfermar a los forasteros"].
En el entretanto el sol se había puesto sin que ellos se percataran del suceso.

No hay comentarios: